Si no fuera por el hecho de que la muerte es una tragedia, se podría decir que como casi todo en este país la muerte de 39 migrantes es una tragicomedia al más puro estilo de las mejores novelas de Televisa y Azteca.

El día de hoy amanecimos con la noticia de que por la noche de ayer lunes 27 de marzo, un grupo de inmigrantes guatemaltecos y venezolanos entre otras nacionalidades se inmolaron por lo que consideraron malos tratos y por la calidad de la supuesta comida que les daban en ese lugar.

Al iniciar la protesta pidieron tener las condiciones de por lo menos El Torito, que se sabe, da de cenar frugalmente, cuenta con biblioteca, espacio lúdico y los detenidos pueden asolearse en el patio de la prisión preventiva de la colonia Tacuba.

De esta forma, los migrantes retenidos en un centro de detención del Instituto Nacional de Migración decidieron iniciar su protesta para mejorar sus condiciones y ante la negativa de las autoridades y al grito de “mejor muertos que mal alimentados” encendieron colchones, colchonetas y cobijas.

Lo que se ignora es de dónde provinieron los líquidos con los que aceleraron y avivaron el fuego. Autoridades de la FGR adelantaron a la Letra Gorda y pidieron mantener su anonimato, que era muy probable que los custodios les hayan acercado los materiales flamables para que se arrasara con el lugar y ya no tuvieran que estar “lidiando” con tanto migrante que no se sabe el himno nacional.

Desde la secretaría de Gobernación se decretó tres días de duelo por los hermanos centro y sudamericanos y prometieron que en adelante cada centro de detención tendrá condiciones similares a las de El Torito para evitar protestas como la que se sucedió la noche de ayer.