Durante la extensa historia de la nota roja en nuestro país se han dado muchos casos que, de momento, estremecen a la opinión pública y se convierte en estrellas momentáneas de los medios de comunicación, pero quizás aquellos que causan mayor asombro, además de los homicidas seriales, podrían ser los caníbales. El periodismo policiaco en México ha dado aviso de por lo menos 5 casos de canibalismo mexicano.

En octubre de 2007  surgió a la luz pública el caso de José Luis Calva Zepeda, bautizado por los medios de comunicación como: “El poeta caníbal”, la totalidad de los medios de comunicación “vendieron” la idea de la presencia de un homicida serial, pese a que las primeras evidencias no lo mostraban así, aquí cabe resaltar que de acuerdo a la definición del FBI, para ser catalogado como serial killer se deben tener antecedentes de por lo menos 3 crímenes, mientras que a Calva Zepeda sólo se le puede comprobar uno e inculparlo de otro.

Este sui géneris asesinato de un escritor que ingiere a su pareja de inmediato nos remite al caso del japonés Issei Sagawa, quien purgó una condena por  homicidio y canibalismo contra su  novia y compañera universitaria. Sagawa mantiene hasta hoy, un cómodo modus vivendi, pues se mantiene de la  escritura y la pintura.  De igual manera, Calva Zepeda nos remite al caso de Jeffrey Dahmer, quien sostenía relaciones homosexuales con sus víctimas para posteriormente descuartizarlas, refrigerarlas y comerlas. La historia de el caníbal de Millwaukee y el caníbal de la Guerrero tienen similitudes en varios aspectos: el descuartizamiento, homosexualismo, canibalismo y alcoholismo.

UN POCO DE HISTORIA

La tarde del 8 de octubre de 2007, una pareja de agentes de la policía judicial acudieron al departamento 17 del número 108 de Mosqueta en la colonia Guerrero, vivienda habitada por el supuesto escritor y guionista José Luis Calva Zepeda. Los agentes investigaban la desaparición de Alejandra Galeana, ex pareja sentimental de José Luis. Al darse cuenta de la presencia policíaca, Calva Zepeda intenta escapar brincado desde su ventana, pero es arrollado por un automóvil y posteriormente detenido (algunas testigos aseguran que fue golpeado) por los agentes judiciales.

Durante la revisión realizada al departamento del supuesto escritor, fue encontrado el cuerpo desmembrado de Alejandra Galeana, a quien le había sido cortado el brazo izquierdo y la pierna derecha; en el refrigerador de Calva fue encontrado un trozo de carne blanca, aparentemente un pie, el congelador tenía bolsas negras con carne dentro, de igual forma fue hallada una caja de cereal con huesos humanos en su interior. En el comedor  se encontró en un plato, un trozo de carne listo para comerse.

Pese a estas evidencias, Calva Zepeda siempre argumentó no haber comido los restos de Alejandra Galeana, aceptó haber desmembrado el cuerpo pero con el fin de darlo como alimento a los perros para desapareces toda evidencia del homicidio, incluso manifestó en varias entrevistas que no podía imaginarse a él mismo metiendo en bolsas o mochilas los restos de su víctima; aparentemente José Luis manifestaba, sis querer, el modus oprandi con el que actuó en su primer homicidio

EL MODUS OPERANDI

Calva Zepeda paseaba por las calles de Coyoacán y la Alameda Central para vender sus poemarios, estos recorridos también le sirvieron para contactar mujeres y adentrarse un poco en su historia personal, aparentemente José Luis prefería a madres solteras para envolverlas es la fantasía de sus letras, se presentaba como poeta y propiciaba una serie de encuentros románticos que llevaban al nacimiento de una relación sentimental, por lo menos así sucedió con  Verónica y Alejandra; ellas se dieron cuenta demasiado tarde de la peligrosa personalidad que escondía la máscara del escritor, detrás de ella se ocultaba un personaje violento, obsesivo, narcisista y posesivo que no supo controlar sus instintos asesinos y los llevó hasta el límite.

Tras las investigaciones pertinentes se descubrió que Calva Zepeda tenía antecedentes penales además de contar con un cómplice que presuntamente participó en el homicidio  y descuartizamiento de la mujer de Chimalhuacan; también se supo que calva era adicto a la cocaína y que fue duramente tratado por su madre durante la infancia, además de haber sostenido varias relaciones sentimentales breves y no contar con un empleo estable; de igual manera se puso en evidencia la personalidad egocéntrica, falta de empatía y carencia de remordimientos del escritor; varios de estos aspectos embonan con las características de la personalidad psicopática que maneja la teoría del psicólogo canadiense Robert Hare, la cual es expuesta en su estudio denominado PCLR 20. Dichas características demostrarían que Calva tendría particularidades que permitirían catalogarlo como un psicópata, lo cual hubiera impedido la estrategia del abogado defensor Humberto Guerrero, quien pensaba hacerlo pasar por demente para aminorar su condena.

FIN DE LA HISTORIA

Tras ser condenado a 50 años de prisión, parecía que la negra historia de Calva Zepeda  no daba para más mediáticamente hablando, sin embargo, el 11 de diciembre de 2007 se encuentra en la celda 13 de la zona de ingreso del Reclusorio Oriente, el cuerpo sin vida de   José Luis Calva, según la versión oficial se trató de un  “suicidio”, pese a que la familia de el caníbal había manifestado que José Luis era víctima de extorsión dentro del reclusorio. Las autoridades del Reclusorio manifestaron haber encontrado a José Luis Calva colgado y estrangulado con su propio cinturón, mencionaron que Calva Zepeda cubrió voluntariamente con una cobija la cámara de video que lo vigilaba 24 horas al día.    .

La versión oficial deja varias preguntas abiertas en el caso de el poeta caníbal, incluso algunos medios impresos mencionaron la posibilidad de que los culpables de la muerte de Calva Zepeda se encuentran dentro del Reclusorio; se trata de un par de presos de los denominados “monstruos” aquellos internos que asesinan a sus compañeros de encierro, pero que hacen que todo luzca como un “suicidio”. 

EL CASO DE JOEL

José Luis Calva Zepeda no es el único personaje de la nota roja acusado de canibalismo, en 1998 Gilberto Ortega fue sentenciado a 75 años de prisión por el homicidio de 2 personas, pese a que las propias palabras de Gilberto, mató a 40 personas y devoró las entrañas de 25 de ellas, sin embargo, las únicas pruebas de esto son las confesiones del caníbal chihuahuense. Tras varios años de que el caso de Ortega estuviera en el olvido, un buen día decidió declarar sus tendencias caníbales y esquizoides, pues según el mismo Gilberto, su instinto homicida proviene de las órdenes de Joel, una especie de amigo imaginario que indica a Gilberto Ortega lo que debe decir en cada una de sus declaraciones.

VAMPIRO Y CANÍBAL...

A inicios de 2004, en el pequeño poblado de Indaparapeo, Michoacán, Francisco Maldonado García atacó con un machete a su padre y le cortó el cráneo para después comer la masa encefálica y beber la sangre que brotaba del cuerpo. Según las propias palabras de Maldonado, el asesinato fue debido a extrañas “sombras negras” que entraron en la cabeza de la víctima y que Francisco quería sacar de ahí a como diera lugar.

SABE A BORREGO…

El 16 de diciembre de 2004 en Playa del Carmen, surgió a la luz pública la historia de Gumaro de Dios Arias, quien mató a su pareja sentimental de nombre Raúl González, apodado como: “el guacho”. Según las declaraciones de Gumaro, el asesinato se debió a la negativa de Raúl de pagarle 500 pesos que le debía y que serían utilizados para comprar droga, ante la negativa Gumaro se enfureció y terminó con la vida de su ex novio. Arias golpeó con un tabique a González y posteriormente colgó el cuerpo sostenido de los pies, para desangrarlo:  “La carne me sabía como a borrego y si me hubieran dejado me lo comía todo”,  declaró Gumaro después de ingerir el muslo izquierdo, asar el corazón y sasonarlo con una salsa de cebolla y jitomate.