El Tianguis Cultural del Chopo fue durante años el bastión de la cultura alternativa y underground de la Ciudad de México, sábado a sábado se llenaba de personas en búsqueda de la música o la película que no se podría encontrar en otros lares, con el paso del tiempo, el tianguis se ha visto en la necesidad de cambiar, hay nuevas generaciones cargados de nuevas expresiones culturales, que cada semana se apropian del tianguis, ¿qué es lo que ha ganado y ha perdido el Chopo con el paso del tiempo? 3 de sus integrantes nos responden desde una perspectiva justo al interior.
Toño Pantoja:
Sin duda alguna los Pantoja son miembros fundadores del tianguis cultural, Toño, experto coleccionista en cuestiones de rock y conciertos en la CDMX, llega a la conclusión de que el tianguis sigue vivo por las personas que lo visitan, para él, “ganó mucha afluencia en los 90 y perdura por la diversidad de personas que lo visitan”, no es solamente un tianguis de ropa o accesorios, sigue habiendo coleccionistas y expertos que son atraídos por los pasillos del tianguis.
Por otro lado, Raúl, “El Wero”, vendedor de playeras desde hace más de 30 años, asegura que el valor del tianguis se encuentra en los amigos que pasan la tarde en él, en las pláticas que se dan al interior de cada puesto y los afortunados encuentros fraternos en los pasillos de las calles de Aldama y Luna, sin embargo, también señala que la parte familiar del tianguis se ha perdido, hay muchos integrantes nuevos en él sin pasado familiar dentro de los vendedores, los puestos ahora se llegan a rentar a desconocidos y ajenos a la comunidad inicial del Chopo.
Doña Paty, la sonriente encargada de La Jornada, incansable promotora de las letras y con presencia en el Chopo desde hace 22 años, menciona que el Chopo ha ganado vendedores, pues ahora se extiende hasta llegar al Eje 1 y ha perdido lo singular de los objetos que ahí se ofertaban: películas, discos únicos y memorabilia rockera que ahora se encuentra en todos lados.
Pasan los años, las generaciones; se pluralizan los géneros musicales y audiovisuales, llegan nuevos comerciantes y los clásicos personajes del Chopo migran a otros sitios de venta, sin embargo, cada uno de los asistentes encuentra su propia razón para seguir visitando el longevo tianguis cultural de Buenavista.