En el Estado de México, sobre todo en los municipios que circundan la CDMX, la violencia se ha convertido en sinónimo de cotidianidad, los medios locales han dado aviso de la forma en que los asesinos seriales han tomado a los municipios mexiquenses como centro de operaciones, sin embargo, la lectura quizás deba ir más allá, el estado se ha colocado a la cabeza de las cifras de violencia urbana en los últimos años, no son bajos los números de linchamientos que se reportan desde municipios como Ecatepec y Chimalhuacan, son varias las expresiones de violencia en diferentes niveles que los habitantes mexiquenses soportan día a día, sin que los diferentes gobiernos de extracción priísta sean capaces de poner un alto a la situación.

 

En el caso de los homicidios con características seriales, una zona es la de mayor impacto, el cinturón que rodea el Distrito Federal y desemboca en zonas como El Bordo de Xochiaca, Chimalhuacán y Ciudad Neza se pone en primera fila cuando hablamos de crímenes y criminales seriales.

 

 

EL CHACAL DEL BORDO

 

El año 2006 puede ser el más prolífico en la historia del homicidio en serie en México, por esas fechas se detuvieron al menos 3 homicidas de tintes seriales, Juana Barraza, Raúl Osiel Marroquín y Francisco Galván, el llamado Chacal de Xochiaca.

 

Francisco Galván es señalado como responsable de una cadena de  homicidios iniciados en 2005, un año más tarde, en octubre de 2006 se dio la noticia de que el presunto asesino de  jovencitas había sido capturado. El modus operandi consistía en secuestrar, violar y asfixiar a las víctimas, todas eran delgadas, de tez morena, de baja estatura, cabello largo y negro. Posteriormente las dejaba  en casas en proceso de construcción o en obra negra

 

Paralelamente al caso del Chacal del Bordo, el mismo 2006, los periódicos dieron el campanazo al anunciar la posibilidad de que por las calles y avenidas del Estado de México estaba suelto un asesino en serie cuyas víctimas eran choferes de taxis y microbuses, se llegó a calcular en 16 el número de asesinatos cometidos por este personaje ubicado en los municipios de Valle de Chalco, Ixtapaluca y Los Reyes La Paz.

Las características que hilaban a los ataques eran que se habían realizado con pistola escuadra calibre 45 milímetros, los conductores eran sometidos alrededor de la 1:00 y las 4:30 horas, los cuerpos de las ultimados aparecían encobijados y amarrados con alambre recocido.

La prensa nacional informó que la existencia de 13 averiguaciones previas sobre el caso sin que las autoridades hayan capturado al responsable o esclarecer los hechos.

Casi 10 años después de esa ola de asesinatos, el mismo municipio de Chimalhuacán presenció el surgimiento de una nueva asesina en serie, los medios de comunicación de inmediato la bautizaron como la “Degolladora” debido al peculiar modus operandi que consistía en atacar directamente en la yugular  a sus víctimas. Nuevamente se daba en México el caso de una mujer asesina en serie que ataca cuerpo a cuerpo, algo muy poco común en la experiencia internacional y que hasta entonces solo Juana Barraza había realizado.

Pero a diferencia de la estatura y corpulencia que le permitían a Barraza controlar a sus víctimas, la degolladora fue descrita como una joven mujer de 1.62 metros de estatura, complexión delgada y  tez morena clara, con dos tatuajes de la Santa Muerte, por lo que parecía poco comprensible que con tan descripción, la agresora hubiera sido capaz de atacar y someter a hombres y mujeres que le superaban considerablemente en estatura y peso.

La Degolladora es señalada como la autora de siete ataques, que incluyen la muerte de dos personas y heridas graves de las cinco restantes. Las víctimas fatales son de sexo femenino, mientras que el resto son hombres que pudieron repeler el ataque.

El ocho de octubre de 2015, Itzel Nayelli Montaño García, de 19 años, fue identificada como la agresora de Chimalhuacán, fue detenida al regresar a su domicilio en la calle Manuel Altamirano esquina con Cehuan, en el barrio Cesteros, del municipio de mexiquense; fue ingresada al penal Neza-Bordo donde enfrenta cuatro acusaciones en su contra.

La historia detrás de la Degolladora pone de manifiesto las graves cotidianidades que deben vivir los habitantes de la zona, Nayelli Montaño declaró ser adicta a los inhalantes y sufrir de violencia intrafamiliar, además de no contar con estudios acordes a su edad ni un trabajo que le permitiera llevar una vida estable.

Estas son las características generales de muchas jóvenes de las zonas marginadas del Estado de México, que al igual que Itzel Nayelli se enfrentan día a día con una cruenta lucha por sobrevivir entre violencia económica y violencia de género, ellas representan una parte de la población que las autoridades estatales y municipales han abandonado a su suerte propiciando así la aparición de generaciones completas sometidas a las adicciones y a la miseria.

LAS CONTRADICCIONES DE UN CANIBAL

En 2018  la noticia de la aprensión de una pareja de feminicidas en la colonia Jardines de Morelos consiguió colarse entre los principales  temas de la agenda pública. La revisión del tema se ha centrado en la posibilidad de que el caso esté siendo utilizado para cerrar expedientes de mujeres desaparecidas en el Estado de México, la memoria nos dicta una larga serie de sucesos en los que las autoridades de la entidad han dado polémicos carpetazos a otros temas que de igual manera han conmocionado a la opinión pública.

Aún cuando el homicida entra en las consideraciones que lo colocarían como asesino en serie, es más conveniente acercarnos a él como un auténtico psicópata, un ser frio y mentiroso compulsivo capaz de inventar historias lineales que parecieran verdaderas, no era la primera vez que el presunto decía lo que los demás querían escuchar, cabe resaltar que incluso participó en las investigaciones de uno de sus propios homicidios al presentarse a declarar en las indagatorias del caso Luz Miranda.

El supuesto caníbal pareciera estar manipulando y confundiendo a sus captores, durante el video donde aparece hablando de sus homicidios, es clara la manera en que finge una serie de sentimientos, llora cuando tiene que hacerlo y da las respuestas que la persona que aplica el test espera recibir, cabe mencionar que en varias ocasiones las interrogantes se hacen de manera cerrada, es decir, prácticamente esperando la afirmación del interrogado, lo que hace más sencillo para el psicópata manipular y mentir sin miramientos.

Al escuchar las afirmaciones de él y su pareja, pareciera que “estudiaron” otros casos históricos y que ahora fingen haber vivido las experiencias de otros homicidas, ejemplo: el feminicida confeso asegura odiar a las mujeres e incluso muertas sólo las valora como alimento para mascota, sin embargo, en otros momentos han mencionado haberlas comido, ¿en realidad el ego de un psicópata aceptaría comer lo mismo que un perro? Hablando de caninos, también se puede escuchar cómo el acusado acepta ver a un perro color negro que nadie más percibe y que escucha voces que le impiden dormir, declaraciones idénticas al caso de el Hijo de Sam, David Berkowits, que asesinó con arma de fuego a varias parejas, supuestamente por que un demonio, encarnado en un perro color negro, se lo ordenaba.

En otro momento, asegura que su actual pareja y cómplice es muy similar a un antiguo amor que lo abandonó, misma historia de Ted Bundy que elegía a sus víctimas por el parecido a una mujer que lo abandonó aún cuando estaban cerca de las nupcias, de la misma declaración, resalta que da a entender cierto cariño hacia su pareja cuando el psicópata es incapaz de establecer lazos emocionales. En otra nota periodística se habla de que durante su infancia el asesino era obligado a vestir ropas de mujer, mismas palabras del estadounidense Henry Lee Lucas, historia a la que se vuelve a hacer referencia al acusar a su madre de prostituta, al igual que la progenitora del asesino texano.

El feminicida también alega estar limpiando al mundo de la suciedad que representan las mujeres a las cuales odia, misma declaración de Raúl Marroquín, donde lo único que cambia es que el segundo se expresaba así de los homosexuales.

Juan Carlos N. es un caso de excepción en la criminalidad en México, estamos frente al mayor asesino en serie en la historia del país, o ante uno de los psicópatas  más mentirosos de la nota roja mexicana.

ANDRÉS N Y LA PRESUNCIÓN DE MATAR

El caso de Andrés N, el presunto asesino en serie hallado en Atizapán de Zaragoza reabre la cicatriz de la dolorosa indiferencia de las autoridades del Estado de México que ha llevado a esa entidad a presenciar la aparición de los últimos 4 casos de homicidas en serie en nuestro país. ¿Acaso los perfiles victimológicos y geográficos de las víctimas no tenían como  un punto de tránsito  y un punto de coincidencia el municipio de Atizpán?

Quizás una de las primeras características que resaltan de Andrés N sea su edad, es poco usual para un asesino en serie, Albert Fish, un excéntrico asesino y caníbal de niños apenas llegó a los 65 años, 7 menos que el presunto de Atizapán, en el caso de Fish, atacar a infantes le daba cierta posibilidad de éxito, mientras que Andrés N atentó contra mujeres mayores de 30 años, lo que seguramente implicó un enfrentamiento cuerpo a cuerpo en el que increíblemente el septagenario logró salir victorioso, no solamente eso, sino que su capacidad física aún le daba para descuartizar un cuerpo con machete y sierra, e incluso sepultar en su propio domicilio, bajo kilos de concreto, los restos de sus víctimas.

El canibalismo y descuartizamiento trae a la memoria el caso Calva Zepeda (también en algún momento avecindado en el Estado de México) y el de Jeffrey Dahmer, quien siempre comentó que comer al otro era parte de una serie de fantasías sexuales que buscaban el control total de su víctima, testimonio que dio pie a que algunos investigadores aseguren que el destazar un cuerpo hace que el responsable alcance un climax sexual que lo lleve a eyacular sin necesidad de manipulación genital, hay que preguntarse si Andrés N seguía estos parámetros o solo lo hacía para deshacerse de sus propias víctimas o de las rastros de los los crímenes de otros.

Por otro lado, la posibilidad de los actos de canibalismo deja otras preguntas pues regularmente los asesinos caníbales presentan cuadros de esquizofrenia o alucinaciones, de lo cual no se tienen conocimiento en Andrés N, en caso que su personalidad responda a la de un psicópata, éstos regularmente al presentar actos de antropofagia, evitarán hacerlo con carne cruda sino que le practicarán alguna preparación   previa a la ingesta, la sal en la mesa donde se encontraron los restos humanos es poca evidencia pues quizás pudo utilizarse para preservar la carne humana.

No debe sorprender los zapatos, credenciales y demás pertenencias presuntamente pertenecientes a las víctimas del inculpado, pues es una constante que los asesinos seriales conserven objetos que les permitan recordar el momento de sus homicidios, esta misma particularidad responde a los casettes de video encontrados, que si resultan ser las imágenes de los últimos momentos en la vida de sus víctimas realmente significaría que el asesino lleva un tiempo largo cometiendo los feminicidios y con toda seguridad podrían encontrarse más videos ahora en formatos digitales como los de los teléfonos celulares, en los que aparentemente el inculpado tiene cierto conocimiento.

Las imágenes del domicilio de Andrés N son dignas de cualquier pesadilla, de la película de terror más sangrienta y de la descripción del escritor de terror en voga, sin embargo, debemos ser cautos y esperar a que los especialistas en la materia nos clarifiquen si lo encontrado en Atizapán es la suma de una seria de hechos delictivos o estamos ante el peor asesino en serie dela historia del país.