Disfrutar de las fantasías sexuales y encontrar una pareja con quien podamos cumplirlas no tiene precio, lo que sí lo tiene son todos aquellos objetos que se convierten en un elemento necesario para sentir placer, específicamente, las fotografías de pies que cada vez circulan más en internet y que se han convertido en un mercado muy lucrativo.
Las imágenes se pueden encontrar en páginas “especializadas” en este negocio, los precios varían, pero van desde los 50 pesitos hasta poco más de mil quinientos, todo depende de en dónde se busquen y en qué lugar se vendan.
No sólo los pies bonitos venden, en realidad hay una gran variedad para todos los gustos ya que hay pies de uñas largas, algunos se ven poco aseados y en otros casos, requieren una urgente visita al podólogo, lo que nos demuestra que el talento no depende sólo de la belleza y el cuidado de los pies, el valor de las fotografías aumenta dependiendo del trabajo de quien se toma las fotos, para muestra, aquí un aviso de quien oferta:
“Este archivo incluye DOS fotos, donde puedes ver mis PIES tamaño 3 (en la posición “listo para chupar”) y mi cara. Divirtámonos juntos. Los precios dependen del tiempo y esfuerzo que ponga en crear tu propio contenido especial”
El fetiche de pies es el más extendido y el más visible y el que quizá, se consigue más fácilmente. En cambio, hay otros fetiches como el de las prendas de cuero, látex, lencería, botas, tacones, que se trata de artículos contemplativos y en los que se invierte más dinero.
El fetichismo es un sector poco atendido en el mercado de los servicios eróticos por agruparlos en un solo campo, pero también históricamente ha estado oculto, se le ve como algo que debería ser vergonzoso, no hablamos de eso con la pareja, muchas veces por temor a parecer “raros” y es que seguimos pensando la sexualidad, no como una expresión de nuestros gustos y placeres, sino como una manera mecánica de un encuentro con el otro.
Es posible que la vergüenza y la represión de nuestros deseos, influyan en la manera en como nos relacionamos sexualmente, en el libro Psicología y psicopatología de la vida amorosa, de Josef Rattner, el autor expone una probable explicación sobre el por qué, los pies se convierten en fantasía y fetiche:
“En algunos casos de esta clase de fetichismo pudo demostrarse que la curiosidad sexual, orientada primariamente hacia los genitales y que tendía a acercarse a ellos, siguiendo una línea ascendente, fue detenida en su camino por prohibición o represión y quedó fijada de este modo, en el pie o el calzado, eligiéndolos como fetiches”.
¿Cómo sabemos que se trata de un fetiche y no de una fantasía sexual? ¿Si hablamos de disfraces, hablamos de fetiches? ¿Si hablamos de jugar un rol, hablamos de fetiches? No. Porque depende el motivo. Si jugamos roles y nos comportamos, vestimos, jugamos, realmente sólo estamos jugando en una fantasía erótica en cualquier contexto, pero podemos hablar de fetichismo si todo gira en torno a un objeto, como una corbata, unos tacones o los pies.