Por Francisco Santos Burgoa

En estos días Michel Franco se encuentra en los últimos preparativos para iniciar el rodaje del filme que lo conciliara con quienes forjaron su oficio como autor. En este país la industria del cine inevitablemente siempre ha sido condicionada por la política en turno y el panismo apadrinó la carrera de este polémico cineasta. Franco se formó en la Universidad Iberoamericana como licenciado en Ciencias de la Comunicación y durante el sexenio de Calderón hizo musculo dirigiendo anuncios para el gobierno federal.

Una de las ventajas de las políticas culturales del panismo fue que las demandas de los distintos gremios siempre eran atendidas a la brevedad. Los gabinetes panistas estaban más concentrados en controlar la economía más que ponerse a debatir con los quejicas y los gangsters que responden a la economía cultural.

Hoy las redes sociales han evolucionado vertiginosamente y el gabinete de la 4t tiene más exigencias para que en el arte y en el cine puedan emerger nuevos talentos. Aunque las películas de Franco han tenido impacto en Cannes y su filme Nuevo Orden recibió muchos aplausos, cuando la cinta llegó a México, Franco solo se evidenció como un autor que le faltaba inteligencia social y quedó como un pelmazo para hablar de temas políticos. La pandemia coincidió con las primeras semanas de Nuevo Orden. La película sería vista en Netflix y los haters más que darse cuenta de lo fanfarrona que fue la peli de Franco, se centraron en hacer bullyng de su peinado de Napoleón Dinamita y sacaron a relucir su xenofobia.

Franco después de reposar varios meses en su casa en Valle de Bravo ahora toma la cámara para narrar el calvario que vivió su amigo de puros y cogñac Diego Fernández de Ceballos cuando fue secuestrado. En un principio Franco soñó que Damián Alcazar protagonizará al Jefe Diego, pero a mí me llegó el rumor que Fernández de Ceballos ha sido un descuartizador de escenas desde que Franco inició el proceso de escritura y que la mera propuesta de Franco casi tira el proyecto.

Franco comenta que espera con ansias el odio de los cibernautas. La película que tiene por título El Jefe busca poner en evidencia como Diego logra doblegar a sus secuestradores convenciéndoles que su delito carece de sentido y cómo inserta en sus victimarios la culpa, al mejor estilo de Dostoievski. Franco admite que esta película rinde homenaje a una elite política que merece ser observada desde la objetividad, pero también desde la heroicidad. A su modo de ver, solo este acontecimiento en la vida de Fernández de Ceballos, se aproxima a la temática que él ha abordado desde sus inicios: los ricos también lloran en el siglo XXI.